Negación de la trascendencia...
Las distintas religiones han postulado una trascendencia, el más allá y la existencia de Dios, que según Nietzsche ha subyugado a los seres humanos. Propone que el ser humano busque sus objetivos y fines vitales dentro de sí mismo, sin recurrir a ninguna instancia ajena a él. No debe someterse a fuerzas exteriores.
No habría ninguna diferencia entre Dios y el mundo, puesto que las facultades atribuidas a Dios son en realidad las que los seres humanos poseen en su interior. La intención de Nietzsche era liberar al ser humano del yugo que lo oprime como la representación de un mundo inexistente. No existe nada más allá de este mundo definido por el tiempo y el espacio, es un modelo fabricado por el pensamiento humano.
El engaño del lenguaje...
Cuando se inventan las palabras, cuando se da un significado concreto y convencional a ciertas palabras, se tiende a pensar equivocadamente que se está nombrando una esencia.
El lenguaje nos hace presos, nos engaña, porque a través de su gramática, se impone una existencia a lo que de otro modo no existiría. El origen de las palabras es la convención, el acuerdo entre los hablantes que necesitan entenderse mutuamente.
Sólo los hombres y mujeres que se guían por su intuición y su instinto artístico son capaces de percatarse del engaño de la invariabilidad de las cosas. La tarea del filósofo consiste en empeñar su vida en aprehender.
Referencias
referencia 1: apuntes de clase